Consejos para usuarios de Mazda RX-8

El Mazda RX-8 es un coche fantástico. Gracias a su pequeño motor rotativo con cilindrada 1.3 de 231CV, en posición central delantera (prácticamente en lado de la rodilla derecha del conductor) y a un chasis magnífico, tiene una neutralidad y nobleza en curvas maravillosa que hace que conductores normales en circuito adelanten sin problemas a conductores mejores en coches más potentes y ligeros pero más nerviosos. El motor sube hasta 9000 vueltas con una constancia y suavidad que enamoran, y además es usable como coche de diario sin sacrificios (bueno, salvo el consumo…).

Pero el RX-8, como todos los RX-7, es un coche particular debido a su motor, con unas peculiaridades que requieren de unos cuidados distintos a los de los coches de pistones. Un usuario que quiera un coche sólo para fardar y al que le deje frío el motor rotativo no debe tener este coche (el propio coche se encargará de ello con el tiempo). Este es un coche para fans y puristas de estos motores, aunque Mazda lo quiera vender de otra forma.

En este artículo voy a dar unos consejos, que derivan de la experiencia de muchos expertos y cientos de usuarios en todo el mundo en los siete años que lleva en el mercado (y muchos más años si consideramos otros rotativos), para alargar la vida del motor.

Vamos a ello:

1. Conducirlo de forma suave en frío

Éste consejo es aplicable a cualquier motor, pero en el RX-8 es doblemente importante por un motivo adicional, y es que la bomba que inyecta aceite en las cámaras de combustión inyecta muy muy poquito aceite en frío, por motivos de emisiones (las puñeteras emisiones). Esto hace que cuando el motor está frío se produzca una lubricación inferior a la realmente necesaria, de modo que revolucionarlo mucho puede causar un desgaste muy elevado en los sellos de los rotores, pudiendo estos llegar a partirse en casos extremos. Como normal general, hasta que la aguja de la temperatura del agua no suba hasta la mitad del recorrido, no lo subiremos de 3000-3500 RPMS (el coche es perfectamente conducible en ese rango), y cuando haya subido en los próximos cinco minutos no subiremos de 4500 vueltas. El RX-8 de 2009 tiene una línea roja variable por este motivo.

2. Darle caña con frecuencia

Uno de los mayores enemigos de los motores rotativos es la acumulación de carbonilla en el motor. Realmente a ningún motor (de pistones o rotativo) le viene bien tener carbonilla, pero en los rotativos la acumulación provoca desgaste acelerado de los sellos y pérdida de compresión. Además, puede saturar las bujías y provocar frecuentes fallos de ignición. Al inyectarse aceite en las cámaras de combustión, la generación de carbonilla es mayor que en un motor de pistones, porque el aceite suele dejar algún residuo, sobre todo si usamos un aceite inadecuado (¡como el que pone Mazda España!). Hay dos formas de combatir la carbonilla, una se trata en el siguiente punto pero otra es seguir las indicaciones del manual del coche y subirlo a 9000 vueltas (hasta que pite) al menos una vez por trayecto de más de 10 kms (siempre con el motor ya caliente, como hemos indicado en el punto anterior). Esto, que suele denominarse “limpieza italiana”, hará que parte de la carbonilla generada en una conducción “civilizada” se rompa y se expulse del motor. No hace falta ponerse a velocidades suicidas en medio de un tráfico denso para hacer ésto, si no queremos pasar de 120 kms/h podemos esperar a tener un espacio razonable delante del coche, meter tercera, y subirlo hasta 8500 vueltas con el acelerador a tope, y cuando suene el pitido, mantener el acelerador a medio gasta para que esté ahí dos o tres segundos. Irse a una carretera de montaña sin tráfico dando caña en segunda-tercera durante un buen rato (de modo que no nos vayamos mucho del límite) o un track day en un circuito es todavía mejor, aparte del disfrute que nos producirá. Pero cuidado con la temperatura del motor, sobre todo si es un día tórrido de julio o agosto (ver punto 5).

En mi opinión el hecho de que para que el motor funcione bien, haya que conducirlo en ocasiones como si se hubiera robado por prescripción del manual, es una de las grandezas de los motores rotativos.

3. Descarbonizar el motor una vez al año

La descarbonización es otra forma efectiva de luchar contra las acumulaciones de carbonilla, sobre todo aquellas ya “asentadas” (costrones) y que no salen simplemente subiéndolo de vueltas. La descarbonización nos la pueden hacer en Mazda cuando llevemos el coche a la revisón anual (por unos ciento y pico euros). Si en el taller no saben hacerla, recomiendo cambiar inmediatamente de taller habitúal (el proceso está en la documentación de Mazda).

El proceso no es complicado y consiste en introducir en el motor un líquido especial anti-carbonilla (se suele usar SeaFoam aunque Mazda también tiene un producto específico). Para ello podemos consultar algún foro tutorial web como éste

  • Desconectamos el “Eccentric Shaft Position Sensor” y la bomba de aire y conectamos con un tubito por una de las tetillas del motor (para llegar a ellas tenemos que quitar el depósito del agua del limpiaparabrisas) y en el otro extremo del tubo al bote de SeaFoam (viene ya con tubo).

  • Le damos al motor de arranque 10 segundos (como hemos desactivado el sensor no va a arrancar), esperamos 30 segundos y repetimos el proceso. Después hacemos lo mismo con la otra tetilla (para el otro rotor).

  • Finalmente esperamos una hora, conectamos lo que hemos desconectado, y arrancamos el motor. Va a